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La fuerza de las familias que quieren retrasar el teléfono móvil hasta los dieciséis años

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Las asociaciones de familias que luchan para que los niños y adolescentes utilicen las pantallas de forma racional –tanto en casa como en la escuela– han marcado la agenda política de los últimos meses. El Gobierno trabaja en una ley de protección del menor en entornos digitales, centros de secundaria han prohibido el móvil hasta en el recreo y varias iniciativas locales han empezado a dar sus frutos para retrasar el uso de los teléfonos hasta a partir de los dieciséis años. 

A finales de 2023, un grupo de familias del barrio de Poblenou de Barcelona se organizó bajo el nombre de Adolescencia libre de móviles. Su reivindicación se propagó como una mancha de aceite. En pocos meses, la asociación creció en varios municipios y surgieron nuevas plataformas, centradas en niños y niñas aún más pequeños. La generalización de este movimiento también dio más visibilidad a asociaciones similares ya existentes.

“Si los niños ven que los otros niños no tienen un smartphone, ya no les surge la necesidad de tener uno”, cuenta Igone Gabirondo, miembro de la asociación Altxa Burua en Tolosa (País Vasco). El grupo de familias se puso en marcha en la ciudad en el curso 2021-22. “Mi hijo ahora hace 1º de la ESO y un 70% de los niños de su clase no tiene móvil”, detalla Gabirondo, que asegura que hace tres cursos casi todo el alumnado de esta edad en el mismo centro educativo ya tenía un smartphone.

Altxa Burua empezó ofreciendo charlas informativas en Tolosa, localidad donde los menores, “de forma bastante generalizada”, empezaban a tener un teléfono al cumplir diez años. Uno de los principales inconvenientes que las familias veían al tener que renunciar al teléfono móvil era que sus hijos e hijas no estuvieran localizables. Por este motivo, la asociación promovió un acuerdo con los comercios locales, para dejar un móvil a los jóvenes para poder comunicarse, en caso de ser necesario. Consiguieron que casi un 80% de los establecimientos de la ciudad se apuntaran al proyecto. Las tiendas se identifican con una pegatina en la puerta.

“Vimos que todo empieza mucho antes, te ven a ti como utilizas el móvil, y en las escuelas de primaria ya se trabaja con dispositivos con Internet”, expone Marisa Arnedillo, miembro de la asociación Aixeca el Cap. En marzo de 2023 esta plataforma, que en febrero se constituirá como asociación, se puso en marcha en Sabadell (Cataluña) “a nivel muy local”. Arnedillo explica que el pasado junio presentaron una moción en el Ayuntamiento para declarar la ciudad a favor de la “desconexión digital de la infancia y la adolescencia”. El objetivo es que Sabadell se comprometa a “ofrecer alternativas de ocio desconectadas [de los aparatos digitales] para conectar con las personas de otras formas”. La iniciativa se ha extendido a más municipios y Aixeca en Cap alienta a que se sumen más este 2025. 

¿Una ley o responsabilidad de cada centro?

“Lo importante es hacerlo en grupo”, apunta Gabirondo, sobre su factor de éxito, en el que considera que tienen un papel destacado las familias y las escuelas, pero también los comercios y los centro de salud de atención primaria. “Los pediatras dicen en las revisiones que el azúcar no es bueno y se tiene que poder hacer lo mismo con las pantallas”, explica. Altxa Burua recogió 25.000 firmas para pedir al gobierno vasco que se prohíban los móviles en la escuela. Se han reunido varias veces con responsables del ejecutivo. “Sería ideal que una ley prohibiera los móviles en recintos educativos, de la misma forma que se prohibió fumar”. Según ella, el gobierno es consciente del problema: “Han incluido el smartphone en una guía sobre adicciones”. No obstante, el ejecutivo vasco no defiende una prohibición por ley, sino que apuesta por que cada centro decida restringir o no el uso de los móviles. 

En la misma línea, la presión de las familias ha llevado a la Generalitat de Cataluña a sentar las bases para que cada escuela e instituto regule el uso del móvil en las normas de organización y funcionamiento del centro (NOFC). Esta medida se ha puesto en marcha en el curso actual y ha promovido que los teléfonos móviles (y aparatos vinculados, como los relojes inteligentes) no se puedan utilizar, excepto en casos puntuales que tengan una finalidad educativa.  Las asociaciones entienden que el uso de la tecnología es curricular, pero defienden que el temario se desarrolle sin vulnerar los derechos de los menores, y que no sea solo utilizando herramientas de los gigantes informáticos. “Hay niños que piensan que Internet es Google y esto es un peligro; es un monopolio”, defiende Arnedillo haciendo referencia al uso generalizado de este tipo de aplicaciones en vez de recursos de software libre. Hace un paralelismo: “Imaginaros que el comedor de la escuela lo gestionara una empresa de comida rápida”. 

Llamamiento a recoger casos de vulneraciones

“En un tiempo muy corto hemos reunido a muchísima gente con una preocupación similar”, destaca la miembro de Aixeca el cap. “No puede ser que haya niños de diez años que tengan que aceptar cookies mientras navegan por Internet en clase”, destaca Arnedillo. La edad legal en la que se puede hacer son los catorce años. Aixeca el cap ha puesto en marcha un llamamiento a las familias para recopilar “casos concretos en los que los derechos de los menores hayan sido vulnerados”. Su objetivo es “evidenciar el poco acierto y respeto en la respuesta del Departamento de Educación”. Hace referencia a un caso de una escuela del Maresme (Barcelona) en el que una familia denunció un caso de protección de datos, que no ha recibido una respuesta “satisfactoria” ni del centro ni de Inspección de Educación, según la opinión de la plataforma. 

“Venían a decir que somos unas exageradas y es necesario que nos quiten la etiqueta de que nos estamos inventando cosas”, expone Arnedillo, quien no entiende cómo en algunos casos “para hacer los deberes envíen a los alumnos a una página de Instagram” o que se haga un uso generalizado de Kahoot! (herramienta para hacer preguntas tipo test que se suele utilizar con el teléfono móvil). El objetivo de Aixeca el cap es reunir diferentes posibles vulneraciones y exponerlas ante el Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo de Cataluña), con el objetivo de que haga una valoración. 

“Somos los primeros en educar en el uso del smartphone

Arnedillo considera que “hay familias que no tienen percepción del riesgo, ya que si los niños utilizan un ordenador que les ha dado la escuela, lo ven como una cosa segura”. “Somos la primera generación en educar en el uso del smartphone. Nos ha pillado la ola, pero aún estamos a tiempo de sacar la pata”, reflexiona Gabirondo, sobre los efectos nocivos que puede tener el móvil en el desarrollo cognitivo de niños y adolescentes. “No podemos poner un teléfono en las manos de nuestros hijos sabiendo que no es una cosa buena”, añade. En este sentido, ambas portavoces animan a no quedarse la preocupación en casa y a compartirla para poder cambiar las cosas. 

La unión de las familias hace que “los cambios lleguen muy rápidamente”, según la portavoz de Altxa Burua, que ha visto un giro notorio en su ciudad en solo tres cursos. Las dos plataformas defienden que se tiene que potenciar la escritura en papel y frenar el predominio de las herramientas digitales en el aula. Consideran que tanto los centros como los gobiernos se están dando cuenta, pero que es necesario seguir en alerta. “Vamos a máximos, quizá alguien nos puede considerar radicales, pero hay que poner sobre la mesa todas las cosas negativas y no quedarnos solo con las ventajas de la tecnología”, concluye Arnedillo, que ve esta idea relevante para ir alcanzando nuevos objetivos. Las dos asociaciones invitan a las familias a unirse a sus grupos de Telegram y a “decir lo que no les gusta”, detalla la miembro de Aixeca el cap, para conseguir que la “tecnología entre en las aulas de forma segura, pensada e independiente”. 

Desde Somos Conexión nos añadimos a este llamamiento, en la línea de nuestra defensa de un uso responsable de la tecnología y la publicación de herramientas pedagógicas como la Guía para familias crueles y malvadas (o como acompañar a los hijos e hijas en la incorporación del teléfono móvil). El trabajo de las asociaciones de familias demuestra que, tomando conciencia de la complejidad de Internet, podemos construir un camino para educar a los más jóvenes de manera consciente y positiva en su relación con las pantallas.

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