Estos últimos meses la preocupación por cómo educamos a las más pequeñas de casa en el uso del teléfono móvil ha tomado protagonismo. Parece que poco a poco nos hemos ido dando cuenta de los efectos negativos que tienen las pantallas y los dispositivos digitales para nuestras criaturas.
Con frecuencia un nuevo estudio nos demuestra las consecuencias para su salud física y mental. Centenares de padres y madres preocupadas se han organizado para hacerle frente colectivamente… y el tema ha llegado a la esfera política, planteando leyes que prohíban el móvil o exijan sanciones a las plataformas digitales.
Pero… ¡un momento! ¿Son las criaturas y adolescentes, quienes tienen un problema? Nosotros, las adultas, ¿qué?! ¿No estamos enganchadas, al móvil?
Nosotros creemos que sí que lo estamos. Y mucho.